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Channel: Valladolid, rutas y paisajes
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Tres provincias, una comarca

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Encinas de Esgueva, por su situación en la zona central del Cerrato y a orillas del Esgueva, es un buen punto para muchas excursiones por la comarca. Además, se encuentra casi a un tiro de piedra de las provincias de Burgos y Palencia. Tal vez por todo eso hemos salido de aquí en el recorrido de hoy.

Siguiendo la cañada de Guzmán –que a media ladera cuenta con un bue abrevadero- hemos subido al páramo. La primera parada, en el cerral: no sólo para tomar resuello, también para contemplar el paisaje que abre el arroyo del Pozo, con las torres de Canillas en segundo plano y el valle Esgueva de telonero.

Subida por la cañada de Guzmán. Al fondo, Encinas.

Luego, como buenamente hemos podido, se ha intentado seguir la vía pecuaria, a veces rota por los sembrados. No encontramos la fuente del Hombro pero nos sorprendieron unos corrales –chozo incluido- cerca de los Pozuelos. Enseguida, la cañada entra en Burgos, en una zona donde son muy abundantes las cercas con piedra bien colocada. No parecen sólo de corrales, sino que también separan propiedades o sostienen laderas y bancales. El paisaje aquí es llano, si bien sobresale el cerro del Otero, tal vez el segundo punto más alto de la provincia de Valladolid, después del Cuchillejo.

Corrales

Pasamos junto a la caudalosa fuente de Valcavadillo, bien conocida, que arroja dos generosos chorros. Después, giramos hacia el norte por la vereda del camino real de Peñafiel a Burgos. Tampoco encontramos la fuente del Pozarón pero sí pasamos junto a unos viejos corrales en uso, bien protegidos por una alta cerca de piedras rematada con alambre de espino. Después, miramos un antiguo mapa que llama a estos corrales nuevos. Ya se ve que, en esta vida, todo es relativo.

Camino con almendro

Y llegamos a la zona conocida como el Enebrillo, en la que se abren valles, se ondulan los campos, aparecen montículos y aparecen, como desprendidas, grandes piedras calizas. Se rompe, por tanto, con la llanura llanura del páramo, lo que da al paisaje una belleza diferente. Y nos encontramos con dos fuentes que ¡manan agua!, cumpliendo, por tanto, con su función. Son la fuente de la Carrasca, casi en medio de un sembrado, sin ninguna protección, y la fuente del Espinar, protegida por lo que pretende ser una rústica y sencilla arca de piedras. Entre ambas, unos corrales relativamente bien conservados con un chozo que luce una puerta amplia y bien adintelada.

Corral en uso

Nos dejamos caer por un hermoso valle entre laderas de yeso, robledales con encinas, alamedas con humedales, prados, cabezos y portillos. Zonas que fueron de pastoreo, pues abundan las cañadas, los corrales e incluso pasamos por un lugar denominado el Salegar, donde precisamente se daba sal al ganado. Al fin, aparecemos frente a Tórtoles y recorremos tres kilómetros por el valle del Esgueva.

En el valle Esgueva

Vuelta a subir al páramo. En un recodo del camino, la fuente Blanca, con abundante agua. No así la fuente Vilanos, que ha desaparecido. Ya se ve que las fuentes cuidadas dan agua y las demás pueden perderse. Arriba estamos a 944 m, otra vez en la paramera. Pero por poco tiempo: después de ver –de lejos- el original corral de Andalobera, circular, bajamos hacia el barco de Fuentequeril para, enseguida, caer hacia Castrillo de don Juan –Palencia- por una ladera cubierta de pinares por la que que cruzan una manada de corzos.

Caseta. Encinas

De Castrillo a Encinas tomamos una buena pista por el valle. Almendros que esperan el primer respiro del invierno para florecer, nogales desnudos, pinos, tapias de piedra, viñedo, alguna encina, hacen el trayecto distinto y nada aburrido. Ya estamos de vuelta.

El recorrido (32 km), aquí.

 


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