Quantcast
Channel: Valladolid, rutas y paisajes
Viewing all articles
Browse latest Browse all 770

Pinares de Mojados y riberas del Eresma

$
0
0

Salimos de Mojados por la cañada que se dirige a Valdestillas, que también es una pista forestal. Nos desviamos en La Minguela y nos introducimos en el pinar. Aquí algo nos ha transportado a otro tiempo, a otro lugar. Sólo se oye el aire cuando agita las puntiagudas hojas de los pinos. Nada más. Piñoneros altos, inmensos, bien cuidados. La capa vegetal del suelo quiere dejar de ser amarilla y va tomando tonalidades verdes a causa de las últimas lluvias. Algunas setas que parecen heladas, muertas. Algún pino caído, tendido, ¿cuándo nos azotó el último temporal?

Seta y bicicleta

Todo está mojado, pero los caminos son de arena y se rueda bien. Voy solo y estoy solo, salvo por las bandadas de rabilargos y torcaces. No encontraré a nadie en todo el camino, salvo al pasar por Hornillos. El sol acaba luciendo entre las copas de los pinos.

En la confluencia de Adaja y Eresma tuerzo hacia el sur para continuar por la orilla derecha de este último. En la otra orilla, la ermita de la Virgen de Siete Iglesias. Sigo por un cordel real y me encuentro con los que llamamos pinos de las Abogadas, por estar junto a ese pinar y ser, con mucho, los más representativos. Son tres enormes, inmensos piñoneros. Nadie sabe cómo han sido preservados del hacha, la sierra o el viento. Tal vez por estar en el cordel. Tal vez porque alguien se preocupa de ellos: están recién olivados, y por eso pueden resistir mejor.

Eresma
Eresma

Cruzo a la orilla izquierda por el puente de la carretera de Matapozuelos. Enseguida -¡horror!- una alambrada que llega justo hasta la caída del río, corta el camino. Así, sin más, sin avisar. Pues nada, con la bici de la mano, entre la alambrada y el cortado, como buenamente se puede, consigo superar el obstáculo pero me acuerdo, eso sí, de la madre de quien haya permitido esta novedad. No dudo de que el dueño esté en su derecho pero… podían haberle obligado a mantener la servidumbre de paso…

Al fin salgo a un cordel –que ha sido cercenado en parte por la alambrada- que viene de la montaña de León. ¡Podre cordel: va cambiando de anchura según los dueños de los predios agrícolas por los que cruza!

Uno de los puentes que dan acceso al barrio de bodegas de Horrillos

Por el pinar llegamos al lugar, ya en Hornillos, donde desemboca el arroyo Sangujero. Merece la pena asomarse a esta confluencia. Esta localidad no se asienta en la ribera del Eresma, sino en la del arroyo, que forma un profundo e inesperado tajo para ponerse a la altura del río encajonado. Más arriba, en el Pilón –la vieja fuente- lo cruzo por un sencillo puente de ladrillo, propio de un enanito de cuento, para pasar a la orilla donde se encuentran la mayoría de las bodegas tradicionales. Curioso barrio y curioso aprovechamiento de las verticales laderas que forma el Sangujero. Ciertamente, la mayoría están semiderruidas, pero el lugar no puede ser más encantador y encantado. Lo completan algún merendero, otro puente de arco de ladrillo y una pasarela de madera. ¡Perfecto lugar para degustar un vaso de buen vino con los amigos!

Aspecto de la cueva de Luis Candelas

La siguiente parada es en la puente Mediana. La pobre cada día está peor. Los pretiles desaparecen –supongo que alguien los tira- pero los dos arcos apuntados aguantan, ¿cuántos siglos ya? La cueva de Luis Candelas estaba limpia, tanto el acceso como el interior; dentro, como cuatro pequeños bancos o poyos que surgen de la peña. Un banco en el exterior para contemplar el paisaje.

Volvemos por la orilla derecha. Los paisajes que forma el río con sus cortados y arboledas no pueden ser más hermosos. El viento parece arreciar, y los milanos muestran sus mejores acrobacias. Algún ratonero quiere imitarlos pero no es lo mismo.

Fuente solitaria

Frente a Hornillos descubrimos una curiosa fuente. Está seca, pero es moderna, alguien la ha construido en cemento y la ha coronado con una pequeña pirámide. Es extraño, una fuente así de elaborada y, a la vez, perdida en tan recóndito paraje. La hierba está de un verde brillante gracias a la verticalidad de los rayos del sol; también resaltan los troncos blancos de los álamos y aún quedan restos todavía verdes de arbustos y plantas…

Cerca de Mojados

Hasta el caserío de Brazuelas vamos por el sendero junto al río. Cuesta rodar, la tierra está húmeda y abundan los charcos. Finalmente, después de recorrer unos metros del camino de Santiago madrileño, otra vez atravesamos pinares de esbeltos pinos, sobre todo piñoneros, hasta llegar a Mojados.

Aquí dejo el recorrido, de unos 42 km.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 770