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Channel: Valladolid, rutas y paisajes
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Un Trabancos dorado y verde

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No se puede decir río Trabancos, porque no hay río. Sí podemos mantener lo de Trabancos, pues es un topónimo que siempre acompañará al lugar por donde antaño discurrieron las aguas. Y es que el Trabancos es un río muerto, un cadáver de río, un río que fue, un cauce de río que mantiene su lecho de arena, sus riberas con vegas, álamos –muchos álamos-, sauces, fresnos, chopos, algún raquítico negrillo, hierba, cardos… Es un sueño de río dormido para siempre. Es un signo de nuestro tiempo, cuando robamos el agua a la naturaleza sin darle nada a cambio. Es un recuerdo de agua, pues el agua labró lo que hoy se nos presenta ya sin agua.

El Trabancos contempló fortalezas y villas, regó prados, pasó bajo puentes, fue vadeado, excavó su valle de vieja caliza, arrastró piedras y troncos, incluso sus aguas movieron molinos y dieron cobijo a peces y cangrejos.

Junto al molino del Puente

Pero sus manantiales se secaron y, ahora, cualquier gota que caiga en su cauce es inmediatamente absorbida por sus arenas insaciables. Era un río muy peculiar. Se nutría, según los expertos, del acuífero de los Arenales. Era algo así como su rebosadero natural pero… ¿cuándo dejó de llenarse, de rebosar, el acuífero? Hace muchos años, 60 tal vez, entonces el Trabancos se secó al sobreexplotar con pozos el acuífero y hasta hoy.

A pesar de todo, el Trabancos mantiene la esperanza. Cuando llega un otoño o una primavera lluviosos, se viste de abundante hierba verde y se esmalta de flores o de hongos, según convenga. Sin agua que corra, por supuesto. Sus alamedas parecen estar enfermas, los álamos no crecen lo suficiente. Mueren de manera prematura como si tuvieran un virus o enfermedad… O tal vez sea el dolor por lo que en su día fue este río. Y unos muertos quedan de pie, otros tronchados a media altura, otros apoyados en los vivos o tirados por el suelo… Como ánimas en pena tras una larga batalla, que es la que el Trabancos ha librado y ha perdido contra este peculiar progreso nuestro.

Cauce de arena

En fin, nos dimos un paseo entre Sieteiglesias y Castrejón a mediados de este noviembre. Allí seguía, sin agua, pero engalanado de verde brillante –que resaltaba más aun junto a la arena y los cardos ya secos- y con los árboles dorados despidiéndose de las hojas. Pudimos ver cómo los agricultores de hace años levantaron buenos caballones en sus orillas para proteger las tierras de cultivo, donde de manera natural llegaban las aguas. Vimos un molino, el molino del Puente, cerca de la carretera de Alaejos a Nava del Rey y otro en Castrejón; algunos puentes, varios vados. Praderas donde pastan reses, en el molino del Puente y en el prado de la Villa de Castrejón.  Álamos vivos y álamos muertos. Cruzamos el arroyo –también muerto- de Valdefuentes, que al menos conserva una cinta verde de vida y humedad al llegar a lo que fue su confluencia con el Trabancos. ¡Ah! Y  en la zona denominada el Rayo, términos de Sieteiglesias, descubrimos una tuda, cosa rara en nuestra provincia y normal en la de Zamora.

El Torrejón

Una buena visión de la vega de este río la tuvimos desde El Torrejón, ruinas de antiguo castillo de planta circular levantado en calicanto sobre un altozano desde el que vigilaba la frontera entre León y Castilla. También subimos a mirar desde las ruinas de un viejo palomar en Castrejón. Como se ve, hay que buscar ruinas para contemplar –e interpretar- estos paisajes.

Desde el palomar de Castrejón

Por todo su cauce vimos abundantes conejos que han abierto numerosos bardos, bandos de perdices al abrigaño, milanos y ratoneros y, en las tierras contiguas y bando de avutardas que no levantó el vuelo al ser descubierto. Ni qué decir tiene que las setas –las de cardo también- abundaban como nunca, pero no íbamos a setas ni a rolex, así que allí las dejamos.

Esto es el Trabancos hoy. Tal vez mañana a un listo se le ocurra hacer tabla rasa de alamedas, saucedas y praderas, e incluso del cembo (total, ya no hay río) y entonces todo habrá desaparecido. Lo peor es que posible, ya lo creo que es.

Aquí, el recorrido, de 44 km.


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