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Un canto al clarete y aplausos a Basilio, en Fuensaldaña

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Entrada a la bodega

Entrada a la bodega

El objetivo de nuestra excursión anterior era claro: la bodega de Basilio Municio, en Fuensaldaña. Basilio es tío de uno de los ciclistas de estas rutas pucelanas y había quedado en que nos enseñaría su bodega donde cataríamos su vino, verdadero néctar de los dioses, como bien pudimos comprobar.

Basilio cumple 87 primaveras este mes y lleva toda la vida haciendo vino. Lo aprendió de sus padres, y éstos de los suyos, de generación en generación. Y lo elabora como ya (casi) nadie lo hace. Más bien lo mima. El vino que se comercializa en este siglo, elaborado por bodegas industriales, se fabrica siguiendo las normas legales dictadas en el BOE y otras publicaciones similares. Y es necesario que sea así, para controlar un mínimo de calidad y salubridad. Pero todavía quedan afortunados que, al menos en círculos familiares, pueden –podemos- probar el clarete de toda la vida.

El bodeguero llenando vasos en su carral

El bodeguero junto al carral, llenando vasos

Basilio ha enseñado a otros a cultivar la viña y a elaborar vino. Y su mosto tiene fama de ser de los mejores –tal vez el mejor- de Fuensaldaña. Es un vino del que es difícil abusar, como es difícil abusar de lo natural, o del agua, salvo que te ahogues en el mar, claro. Puedes beber un vaso tras otro. Se nota el sabor, los aromas y fragancias, pero no el efecto que a veces tiene el vino tomado inmoderadamente. Siempre te sienta bien, si estás sano. Y es que el clarete de Basilio es puro zumo de uva, así, sin aditamentos ni conservantes o antioxidantes que impidan que se pique. Si se apunta, se estropea y ya está; no se bebe. Es como beber uvas fermentadas con todo el poder y aroma de los campos de Fuensaldaña o Cigales. Puede tener agujilla –si es reciente- pero nunca es cabezón, no se sube. Sabe estar en su sitio.

El lagar

El lagar

Basilio tiene una bodega en el cerro de Horca que se eleva al norte del pueblo. Es una entre las muchas que hay. Por fuera, no se distingue de las demás: puerta con un poyo a cada lado, con bajada empinada, con sisas, merendero, lagar, pila y cocedera, con sus zarceras para ventilación y suministro de uva. Todo excavado a pico en la peña. Por cierto, que el lagar sí es diferente a los demás: se trata de una viga, más bien corta pero muy ancha, que se apoya en dos extremos en las paredes de tierra de la propia bodega, y encima –en vez del peso en los extremos- le han colocado un buen cargamento de adobes que estruja el pie formado por los racimos bajo las tablas y marranos al girar el tornillo con el palo toral, en la parte de debajo del medio de la viga. Tiene también su cocedera donde reposaba el mosto durante tres días en contacto con los hollejos para que saliera tinto. En una de las paredes vimos una inscripción ¿declaración amorosa?, nada menos que del año 1873.

Carral

Carral

Basilio cuida con pasión y cariño de su mosto, desde que está al aire libre, en forma de uva y en contacto con el aire y la tierra de Fuensaldaña, hasta que duerme en el carral para disfrute de todos. Y ya lo creo que disfrutamos: charla, trago, bocado; bocado, charla y trago. Así pasaba el tiempo pero nosotros no nos dábamos cuenta: ¡como no se subía…!

Además de enseñarnos las diferentes estancias de la bodega, pudimos ver los instrumentos auxiliares de los que se sirve para confeccionar el clarete desde que surge en las soleadas laderas de Landemata y Santa Elena y en los pagos de Valdetán y el Negral, hasta que llega a nuestros gaznates: covanillos y cestos para las uvas; cubas, tinos, carrales y pipas para que duerma el vino, o garrafones cuartillos, jarros y cántaros para medirlo o trasegarlo.

Cestos usados en la vendimia

Cestos usados en la vendimia

¿Cuál será el secreto de este clarete? Tal vez su sencillez y pureza, y el cariño y detalle con que rinche el carral y luego lo limpia después de ofrecerte un vaso; y seguramente debido a este mosto Basilio está en plena forma, como si por su corazón y cabeza no hubieran pasado los años, sólo este néctar. Ojalá que otros bodegueros conserven la tradición. Por nuestra parte, sólo deseamos que Basilio siga por muchos años elaborando, o creando, este inmejorable vino.

Aquí tenéis un brevísimo video en la bodega.

29 marzo 051

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